noviembre 19, 2011

Y no miento

¿Y qué sería de las horas desiertas
sin el suspiro que tan voraz ronda
perdido, bajo el pecho que despierta
sublevado a sus pasiones más hondas?

Escucho mi propia voz
diciendo: "Mata al Gato
de una pedrada veloz,
sin piedad ni recato".

¿Y qué sería del alba enlutada
con su primer rayo anunciando luces
ajenas, entre las tejas marcadas
sin mi poesía cayendo de bruces?

Otra voz vuela afable
y me abraza, nocturna
como la sombra amable,
por igual taciturna,
con su dulce sonrisa
de abriles nacarados,
con su amiga la brisa
y sus pasos no dados
en la espesura mortal
del tibio desencanto,
con su pasión visceral
alentando mi canto.

¿Y qué sería de lo poco que soy
y de aquello en lo que tanto he creído,
de mis manos entintadas donde estoy,
si me pierdo sin saberme perdido?

Mi letra sin más clama
envuelta en adicciones,
tocando timbres llama
y se anida en cajones
donde quepa un corazón
hecho trizas, un trago
a solas, una canción
hecha recuerdos vagos.

Yo, que no he de buscar más que belleza

en la elucubrada flor, en el trinar
de las aves que vuelan con presteza
donde la sal no besa nunca la mar.

Yo, siempre ensimismado
en las grises penumbras,
siempre vil, enajenado
ante el sol que no alumbra.


Siendo el loco que no cree en la locura
justificada, me detengo mirar
el cielo de la noche en espesura,
mi fiera razón a punto de expirar,
mis manos temblando ante el sol de diario
que no calienta, sino la piel quema
como la hoguera, como este poemario
que desde sus orígenes blasfema.


Y no miento, estoy jodido por ser mi elemento,
por ser la Muerte a quien miro detrás del espejo
que nunca sonríe brindando acompañamiento,
por ser talante pardo sin mayores reflejos.


Yo, siendo el gato esperando el zapatazo
que su maullar la brisa haga silencio,
me declaro sumiso al breve abrazo
de mis ganas, de mi dogma aún sin precio.

Gracias Laura (me dieron ganas de llamarte así), por la charla
y el consejo, por las peroratas y tu oído,
por todo el café expresso.

3 comentarios:

Alicee Rocamadeur dijo...

Tan fieles se muestran tus letras, que llevan a la profundidad del ser, una poesía ontológica auto referenciada, tan difícil de soltar y tan sencillo de llegar a sus puertas. Siempre lo diré, nada hay que agradecer, en el camino andamos. Mientras la vida y la muerte den para respirar, para querer, para amar, para ¡sentir!, aquí seguiremos, manchando el fondo blanco con lo indecible, con aquello que pugna por salir del tintero para llevar al fondo eterno del blanco. Te abrazo con todas mis fuerzas, aunque no aprieten tanto, me llevan entera con ellas. Te quiero, Gato, y a ti también.

un beso.

Ardaire dijo...

Es un lamento largo...empujado por la busqueda de plenitud. La nostalgia un hilo pero sin esperanza un infierno. Espero que sí, que la esperanza te alumbra.

Un abrazo grande

Sabina dijo...

¿ y, que sería de las noches sin ron ni mujeres?...