Háblame de ti, de tu voz a oscuras
esquivando la fina hoz del menguante,
de tus ojos al mirar el levante
ahogado entre bruma y espesuras.
Háblame de tu sombra, consagrada
a la penumbra que se haya en mi boca
cuando te nombra, y la luz estoca
la pared que te requiere enamorada.
Cuéntame tu misterio, la dirección
de tus pasos, tu catedral y tus montes
perdidos entre mar y horizontes,
en la cuenca donde reina tu razón.
Cuéntame del dios que araña tu pecho
y hace de ti belleza conjugada
en mis deshoras tristes y viciadas,
tú, que jamás llegarás a mi lecho.
Háblame, esta noche con oídos sordos
de tus labios, de la espera marcada
por relojes y agujas prendadas
a la ausencia mientras estoy abordo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario