Nunca cerré los ojos
mientras tus labios me besaban
y entonces veía tus morenos párpados,
cerrados mientras ocultaban tus ojos,
tan claros, como el vicio de escribirte
sin diferenciar los versos del párrafo.
Y entonces te amé, tersa y completamente
como los gatos lo hacen en su séptima vida,
febriles y ajenos totalmente a la muerte
como utopía falaz preconcebida.
Nunca cerré los ojos cuando embriagado
a pesar se estrellas y kilométricas distancias
con todo mi pecho te esbocé un "te amo".
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