Las paredes oyen y también graznan
penosamente si es que escuchan al poeta
hablar de suerte y de aquel desamparo
inversamente proporcional
a los dados que arroja el proxeneta.
Pero ya estoy demasiado boracho
a estas horas y mañana trabajo,
debo encapsularme en mi probeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario