Sirvo dos tragos sobre la mesa
y me siento a contemplar una rosa
aún en botón, acontecida en el mar
del desencanto tierno y ensimismado
ante la posibilidad del futuro en flor.
Bebo ambos tragos despacio,
como aquel que bebe sin ganas
de beber y me desprendo del diablo
de la sobriedad a flor de piel.
Y entonces una voz me dice al oído:
"te morirás tarde o temprano de poeta"
cuando sonrío a pesar de estar jodido.
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