enero 07, 2015

Cinco para las tres

Ya están por dar las tres de la mañana
y sigo despierto
y sigo bebiendo
a sabiendas que el ángulo agudo del reloj
jamás me hace bien
por ser el instante en que las agujas
con su prometedor tictac del después
me embaucan pretendiendo el rayo del alba.

La vida sabe que nunca he pedido mucho:
un trago siempre para mí dispuesto,
una sonrisa para los días de espesa niebla,
un verso que más que verdades halle la belleza
mientras sea tu risa y tu voz las que escucho,
y un candor en las costillas cual tibio centro
metido en tus brazos en noches  cómo éstas,
en las que lejos de ser un maullido de gato
soy un hombre que te escribe te amos.

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