Siguen siendo oscuras
las calles del barrio,
un poco tétricas
y algunas veces amarillas;
siguen pobladas de perros
con sus lenguas de fuera
colgando humedecidas.
Siguen sucias
y llenas de borrachos,
de amores en las esquinas
reptando hacia el olvido
y de tantas penosas cruces
tan llenas siempre de vicio.
Siguen siendo oscuras
las calles del barrio
y en ellas algunas veces
me pierdo en lontananza
abrazando de lleno la muerte.
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