enero 14, 2015

De sueños y disfraces

Mi sueño más dorado
radica en dormir ocho horas,
despertar a las seis de la mañana
sin refunfuñar por alma,
escribir sin puntos ni comas
y bendecir el albor nacarado.

Sabes bien que soy un necio
y también un borracho que escribe,
un loco salido de quién sabe donde
que muy a menudo va a ninguna parte,
sabes de mi ansiado gusto por el tabaco
y de mi latir extasiado siempre al borde.

Pero sabes bien
que este disfraz
de enlutado hombre de bien,
no cubre el alma ni la maldad
en la inocencia de la vaguedad,
que me lleva pensar en tu ser.

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