Es increíble la quietud endemoniada
a estas horas, los silencios tersos bajando
desde la luna nacarada hasta los lares
en los que la gente pesadamente duerme
mientras las putas del bar de la muerte,
reciclan cigarrillos a la espera de amores
temporales clavados entre sus piernas.
Y dentro hay un tic tac tic tac
tan agudo y punzante como las piedras
asesinas de míticos gigantes encapsulando
al reloj de la pequeña y triste mesa
que a menudo sostiene mi vaso.
Es increíble la inquietud enmarañada
de latidos, que provoca en mí tanta calma
acontecida en los cajones de una noche
en la que pasa tanto y sin embargo
no pasa nada, sino una realidad gris
y autoritaria enferma de caos y temblores
en los que un trago de tu boca me falta.
1 comentario:
Sí, es increíble la quietud endemoniada
a estas horas. A veces hasta desespera.
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