En mi billetera cargo con uno de cien
y algunas monedas, con una foto de Axel
algunos recibos expirados de tintorería
con un post it que dice un te amo
y con tres estrellas aplastadas en azul
que aún llevo en mi espesa cofradía.
Entonces el mundo viene a joderme
con la idea de dios y de los santos
que aguardan perennes en las vitrinas
con argumentos de paganos textos
y de poesías refutables por malolientes
acerca de crecer en esta mala vida.
Yo sólo cargo con lo meramente esencial
y mi voz es el silencio de la ola del mar.
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