diciembre 28, 2015

Toda esta gran locura llamada vida

De vez en cuando
me da por releer a mis sabios
sentirme en sus huesos resquebrajados
y blancos
y es claramente una forma
de volver al origen
de la sombra que embaucó
los labios de mis manos
para amar indiscriminadamente
la palabra que se escribe
esperando siempre la media noche
y el flagelo de cierta belleza
marcada en la espalda
aunque
como quiera que esto haya sido
o sea
no importa demasiado
ahora que ya estoy viciado
y a la espera de que suba
algún día la marea.

He leído, también
mis mas terribles
y últimos versos
no soy del todo malo
pero aún no
demasiado bueno
he mejorado un tanto
en la facilidad y la franqueza
con la que ahora escribo
pero no así en la belleza
que siempre
pretende exponer el poeta
de su pecho
de sus días
y sus largas noches
tendido a ojos pelones
sobre una cama
que clama por mujer
y por la aurora
que lo vea tiernamente dormir
entre fieros leones
y ese par de malditas manecillas
que marcan las horas.

Toda esta gran locura
llamada vida
no es más que el sorteo
minuto a minuto
de caer de lleno
en las garras de la muerte
esto no es más
que latir hasta brillar
ante los ojos ciegos
de un mundo
en el que el poeta
no es más que un soñador
viciado de repetitivas utopías
y de piernas de malas mujeres
estrangulándole el falo
crecido proporcionalmente al ego
que le brinda la sombra
justo antes
que salga de lleno el sol.

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