diciembre 22, 2015

Siempre hay un cuervo

Siempre hay un cuervo volando bajo
con sus alas negras y azules
descomunal y bello revoloteando
el latir de este terrible y huraño pecho
tan estocado de pesares y de cruces
recibiendo su caricia casi desecho.

Yo he sido y soy
sólo un amante
de la noche
de la letra
de la bebida
y del tabaco
del humo y del desencanto
que llega hasta mí con derroche
en una botella maldita
que me dicta versar la vida
mientras termina mi sangre
de fluir silenciosa y cobarde.

He hecho amistad con el cuervo
al llegar a casa le esbozo un taco
con mis tripas aún vilmente latiendo
mientras lo beso y le brindo mi abrazo.

Y sabes, nena
aún conservo intactos mis ojos.

No hay comentarios: