Traté de enarbolar este cuento
que a los dos nos transita el alma
con sus raíces regadas de blanca calma
ante los los temporales grises y cruentos
y la luna proyectada en la cadera
me brinda un beso de labios cualesquiera.
Soy un monstruo y una pesadilla
cuando me piensas cómo tu hombre
y soy el rescoldo de miles de colillas.
Traté y siempre he tratado de ser azul
desde aquel día en que ofrendé mi cruz
a pesar de carcomerme las polillas.
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