La calavera viene hasta a mí
me sonríe a dientes pelones
bebe dos sorbos de mi trago
y estira hacia mí su blanca mano
en ella hay fieros y terribles leones
con escamas y alas de colibrí
y yo que tiemblo tanto soy un espanto
y una sombra de todo aquello que fui
a la espera de tiempos mejores.
Tengo la vida acumulada en los cojones
en el pecho cansino de mi alma
en las manos que tanto y tanto escriben
sobre la gloria de conseguir la calma
natural en aquellos que tan sólo viven
son calaveras con dientes pelones.
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