...Empolvado, desértico, sombrío. El Absurdo sobre mi cabeza...
Mi guitarra me mira desde su esquina está enojada conmigo, con mis manos y con esta voz queda que ya no canta.
¡Ten un poco de calma! - suave le digo- y la tomo del brazo para acariciarla mientras a mí me acaricia el diablo.
Y un poco le canto.
Publicar un comentario
No hay comentarios:
Publicar un comentario