Viene floreciendo tímidamente la rosa
aquella que crece en las laderas
por las que se pasea febril la muerte
con su albornoz cubriendo sus caderas.
Habemos tantos muertos a ella mirando
y hay tantos vivos con los ojos vacíos
por el mundo y a tientas triunfando.
Viene floreciendo precariamente la rosa
que plantamos los muertos en un huerto
abonado por miles de voces de caracolas.
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