diciembre 06, 2015

Mirando el cenicero

Mirando el cenicero a estas horas
tan lleno de colillas y de cigarrillos
muertos y apenas por la mitad apagados
caigo en cuenta de este nido de presente
elecubrando la gestación de ese futuro
que siempre me alcanza embriagado.

Taciturno es la palabra que enreda
en la poesía que me llega sin vertientes
cuando la noche precisa la mañana
al cobijo de un collar de fieras serpientes.

No me alcanza el sol para entibiar
tanto témpano de hielo sumergido
desde el inicio en el frío de la sal de la mar
ni el abrazo enmarcado en las paredes
rojizas y enlutadas de este pecho tan mío
empecinado en la crueldad del verbo amar.

Ser uno de esos malos poetas borrachos
es lo que hasta aquí duramente me trajo
flotando a la deriva de toda esa gente
que jamás nota cómo nos come la muerte.

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