febrero 07, 2016

Todo poeta

La ciudad está llena de locos
de putas
de borrachos
de adictos
de solitarios que solo confiesan
un poco de su amor fatídico
por el inevitable desencanto.

Las calles muestran cierto deseo
en las bragas que amanecen a diario
en las banquetas
en los hoteles de mala muerte
en los puentes peatonales
que escuchan de noche la metralla
de alguna grandiosa escopeta.

Y entonces la carne es blanda
y el corazón
y el escroto
y el falo es una llama en azul
y es un escupitajo de dios
apagando los fuegos fatuos
de la calma en la que hallamos razón.

Todo poeta carga bajo las manos su cruz
que en latín le afirma estar errado y loco.

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