febrero 16, 2016

Sigo durmiendo desnudo

Sigo durmiendo desnudo
a pesar del frío y de la soledad
que tan a menudo me cobija
del viento filtrado por la ventana
duermo desnudo y algunas veces
se apiada de mí el dulce ensueño
y me masturba la nacarada muerte
justo al llegar con sus rojos el alba.

Apago las bombillas y en el rincón
persiste cada noche una mota de luz
con la forma de un cráneo fluorescente
y con él los buitres se entretienen
sin mirar mi calavera colgada en la cruz
en la esquina más alejada del sol.

Sigo durmiendo tercamente desnudo
escuchando los violines tenues del trago
que hasta mi cama lleva manso cuerpo
y la letra de mis malos versos huesudos.

Eyaculo entonces vida preñada de muerte
y estertores clandestinos a media noche
cuando el blanco me quema bajo el vientre

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