febrero 15, 2016

Este ombligo de la luna

Este ombligo de la luna trae pelusas
ancestrales mezcladas con el moho
contemporáneo de andar sin cabeza
sin pies, sin latido cierto en el pecho
desde que nos quemaron la historia
y nos resumieron a esta dulce tristeza.

Aquí mueren tres mujeres diariamente
millones de personas pasan hambre
y frío y sed y no dejan de ser sólo un dato
tanta gente llora cuando llega la noche
tantas putas quieren sonreír y casarse
con un cabrón que no lo sea tanto
aunque sea un borracho.

Esta nación del águila y la serpiente
del eterno maíz y del nopal preñado
de tunas rojas floreciendo en verde
no es más que un obituario anticipado
en el que tuvo que ver la nacarada muerte.

Y a mí lo que me apura es el llanto
que se da metido en una habitación a solas
tan quedo que invoca al demonio y a dios
al mismo tiempo sulfurando fumarolas
capaces de espantar al mismo espanto.

Aquí la gente muere sin saber qué hacer
sin convicción y la mar que todo arrastra
la ha de llevar al desfiladero más cruento
a esa espesa mañana sin sentido de vida
a través de sus chinguiñosos ojos
acostumbrados ya a viles cuentos
carentes de sentimiento.

Este ombligo de luna tan vilmente follado
por tantas culturas de piel blanca
no precisa más que una razón para amar
como tan sólo y naturalmente sabe
y después de ello explotar en esa gloria
que se obtiene de hacer el bien en tanto mal.

Sin embargo
rastrillo noche a noche
del corazón embravecido
pelusas malvas
sumerjo mi red en el mar de la historia
esperando pescar
la osadía guerrera
y el coraje natural
del guerrero jaguar
en aquella perdida
y natural gloria
de razonadamente amar.

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