febrero 16, 2016

Plaga

La biblia habla de plagas
y habla cómo si una de ellas fueran
las putas de la gran Babilonia
suponiendo haber sido la peor de ellas.

Aquí y ahora no existe Babilonia
-sabemos de la inmortalidad de las putas-
pero las plagas son un tema común
y recurrente en este ombligo de la luna.

Todo aquello resultado de lo indeseable
en estos tiempos adolece una plaga
y sin embargo jamás la gente cobarde.

Incluso las ratas tienen su encanto
y una endemoniada inteligencia capaz
de hallar dulzura entre el espanto
y azúcar en la sazón de la fiera mar
las cucarachas que flotan en mi vaso
suelen caer una por una y tener un tenedor
para evitar estropear mi high ball
y así evitarme un bíblico fracaso.

Pero las hormigas no piensan lo mismo
y se arremolinan en multitudes cruentas
uniéndose siempre contra mí mismo
cuando la poesía me pide cuentas.

El poeta pretendiente de su cura
nada puede si las hormigas beben su trago
cuando más fieramente anhela su cura.

No hay comentarios: