febrero 10, 2016

De la manera en que hoy lo hago

Después de un par de horas
dando medias vueltas solitarias
de un lado a otro de mi oscura cama
de un salto me levanto
enciendo un soez cigarrillo
y me dispongo a beber un trago
-ya lo sabes, algo de ron blanco-.

La tinta negra y el papel
-también lo sabes, supongo-
me vienen duramente encima
y me postro sobre la mesa de la cocina
a escribir de la misma y ruda forma
con la que se masturba el adolescente
pensando en la explosión del ser.

Hace diez años estaba yo sentado
en un jardín solitariamente hermoso
con una psicóloga Lacaniana
que me aseguró no estar loco.

En aquellos tiempos no bebía
ni escribía
de la manera en que hoy lo hago
jamás había vestido un traje negro
ni anudado en mi cuello una corbata
ni me había sentido en el infierno
de la manera en que hoy lo hago.

Y entonces estoy aquí esta noche
bebiendo y brindando con mi sombra
la mitad de una botella me mira
un cuarto de luna me sonríe de lejos
y aún más lejos una jauría de perros aulla
cuando algo bajo mi vientre se estira.

Después de un par de horas
de agónico insomnio en la cama
la letra que me sale no puede ser más
que una cruel y fría declaración de guerra
entre mi libido y manos mansas.

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