La noche siempre es clara
la oscuridad en ella es cosa de uno
ciertamente estoy ebrio
pero no por la bebida confundido
por que escribo desde el alma
con esa extraña sobriedad del pecho.
Afuera el asesino recita crueles poemas
la puta piensa en príncipes azules
los violadores se hacen una triste paja
las criadas se acuestan con el patrón
las viejas beatas con la cruz se masturban
y los dioses su divinidad de un corte tajan.
En realidad el mundo entero está podrido
metido en una noche que jamás despierta
a pesar de un pasado visiblemente vivido
de una forma común y terriblemente abyecta.
Afuera mi pecho reboza un latir
imperceptible para el mundo
que jamás se detiene a mirar
las manos grisáceas del vagabundo.
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