Recuerdo los bares cuando se permitía
a quemarropa fumar dentro de ellos
y el ambiente no era más que una nube
cálidamente grisácea y clandestina
tras la cual las putas besaban los labios
de cualquier hijo de puta solitario
que acariciaba pausadamente sus cabellos.
En esos tiempos no trataba los temas
que ahora trato ni gustaba remotamente
de charlar con las putas de los bares
bebía ron esporádicamente en casa
y antes de la ebriedad le hacía el amor
a mi mujer ya absuelto de todos mis males.
Recuerdo la vida conyugal
y su mejor parte que era siempre follar
y recuerdo también
que jamás se marchó de mí la mar.
En esos tiempos era un tipo
con futuro prometedor y amplias ganas
de morir o matar a la primera de cambio
era el capullo de una rosa parda creciendo
por las laderas que dios olvidó
y en las que nunca se posaron sus pasos.
Recuerdo los bares abarrotados
las putas cubriéndose sólo el pezón
con la punta de los dedos enguantados
y a todo el mundo preguntando por dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario