noviembre 22, 2015

Ten fe, pequeño

Más que triste o embriagado
o sombrío y sucio
cual hombre realista
y consciente de los tiempos modernos
esta noche llego hasta aquí siniestro
embrutecido por añejas sinrazones
que no han tenido cabida
en mis anteriores poemas
ni en la ironía cruel de mis cuentos.

Corre el viento frío por las calles
y empieza a notarse el invierno
ya tan común para mi pecho
que tirita sin la leña de aquel abrazo
capaz de hacer de una chispa fuego
para aferrarme febril a su talle.

Un niño de seis años vendiendo dulces
en los vagones del metro hoy me miró
y después de ofrecerme su mercancía
me dijo claramente:
-Yo quiero tener uno de esos para jugar-
señalando el móvil entre mis manos
"Algún día vas a tener uno -le dije-
yo te lo voy a regalar, ten fe, veraz.

Y se alejó de mi sonriendo
mientras seguía ofertando caramelos
sin perder la alegría en la sonrisa.

Ojalá lo vuelva a ver
algún día
en el que no me muera de hambre
para poderle un móvil
con juegos regalar
para que pueda él también
olvidar su necesidad y su hambre.

Ten fe, pequeño.

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