Quédate varada
una hora en el subterráneo
viaja tres cuartos de hora
después del trabajo parada
escuchando la respiración
de un mundo pensando en el otrora
y en los suelos ya marginados
mientras camina tranquilo el tren
con destino a la más pura desolación.
Quédate quieta y en silencio
esperando florecer todos los besos
que no me has dado
cuando tiritan de frío mis huesos
a la intemperie abandonados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario