Hay tanta gente que vale la pena
tantas chicas esperando dormir
en su almohada de siempre
abrazando a un tipo cualquiera
tantos sueños-caderas que perseguir
metido siempre en mi gris humareda.
Las chicas que no se saben princesas
piensan en el verde incivil del sapo
recibiéndolas en un tenue y febril abrazo.
Hay tanta gente que vale la pena
chicas y mujeres aún sin proxenetas
buscando un hombre en los treinta
para besarles completas las piernas.
Yo que soy sapo e incivil poeta
busco un tallle y un par de piernas que besar
cuando adherida al alma tengo una probeta
deseando dichosa la sal de la mar.
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