noviembre 16, 2015

Cómo hacerte un mal poeta

Sangra desde la boca
si te ha nacido en las manos
desde las tripas
desde el latido fiel del pecho
y mira entonces el carmesí llanto
las lunas amarillas en el cielo
alumbrando las licorerías
a punto de dar las tres de la mañana
mientras sigues sangrando.

Después escribe un poema
sólo en una habitación a solas
con las paredes pintadas de extrañeza
de pasados y otras posibilidades
busca a dios o a tu mujer
entre colillas muertas de tus cigarros
mientras el alba te cercena.

Bebe lo necesario para dormir
y no para soñar con prados verdes
cuando todo a tu alrededor está podrido
fóllales el alma a las putas del bar
mientras no tengas la suerte
de amarrar a la cama a tu musa
y no te mueras en el intento
a menos que sea por un rato
si te sientes del todo perdido.

Olvida el hambre y la necesidad de comer
Mahatma Gandhi pasó meses sin bocado
despierta al gallo para que cante
cuando apenas estés por dormir
y el mundo entero comience a despertar
legañoso y aún tibiamente enajenado
de lo que asume a ciegas como vivir.

Hemingway tenía una escopeta
a la mano colgando en el sótano
quizás no esté demás
como tampoco una caracola
en la que escuches la voz de la mar.

Así es cómo se hace un mal poeta.

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