noviembre 30, 2015

Hemos aprendido a pelear

Hemos aprendido a pelear
por el pan y por la sal
por la razón sin tenerla
por la corazonada incierta
por un un asiento en el autobús
por encontrar un poco de paz
en aquel que fue clavado en la cruz.

Hemos aprendido a pelear
y desde entonces peleamos.

Los bares están llenos de peleas
también las calles, las habitaciones,
los trabajos, los sueños, el cementerio
la vida si es que en ella caben ilusiones.

Hemos aprendido a pelear
sin saber que la única pelea
que vale realmente la pena
es aquella que sostenemos a diario
contra el despertador y contra el tiempo.

Así que muéstrame tus puños arriba
y te daré una lección con las manos.

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