Hace ya tantos años
desde que me perdí
entre mis propias sombras
disueltas en torno a un vaso.
Me dijeron poeta y lo creí.
Ahora este verso cruel nombra
la verdad de no poder contra el destino
que me acaba en cada cigarrillo
por aniquilar el pecho y el latido
que es la extensión de mi mano a la copa.
Algunas veces he sido feliz.
Esta noche no y sin embargo
he venido a sentarme a mi propia tumba
para escribir un resumen de mis lunas
mientras bebo tranquilo un trago.
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