El mendigo estira la mano
ante los transeúntes que van de paso
los niños andan sólos por la calle
apenas vestidos y descalzos
las putas enlutan su pecho desde el talle
y mientras escribo sobre todo esto
me sirvo en un high ball un par de trago
para adormecer de mí el sentimiento.
Algunas noches son lo más parecido
a una rabiosa patada dada en los huevos
otras tantas no son más que un placebo
para entretener la ansiedad de los sueños.
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