noviembre 14, 2015

A quemarropa

La luz blanquecina de mi habitación
no logra apagar el rojo de las paredes
ni cohabitar con mi alma endiablada
y cansada de esquivar a diario muertos
por las calles que desconocen el sol
y por las cuales dios nunca pasa.

Hace tiempo que recogí de la vida mis redes
por que soy demasiado firme en mis sueños
hace tiempo que no frecuento los bares
ni escribo sobre las putas curando males.

No hay más cruento problema en la vida
que el saberse autónomo y ciertamente sólo
metido de noche en una habitación rojiza
amando la ausencia como un loco.

Cinco chicas a la mano
queriendo conmigo follar
y yo que sólo quiero belleza
para poderla a quemarropa amar.

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