Traigo un billete de doscientos
y no más en mi billetera
una tarjeta de crédito sobregirada
una fotografía de mi hijo
y una estrella de papel azul
que me lleva cada noche al mar.
Traigo una botella completa de ron
una coca-cola de dos litros
cajetilla y media de cigarrillos
y entre ambas manos el corazón.
Traigo también
una caricia febril de la muerte
en torno al pisar de tus pies
y una canción de Calamaro en la mente.
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