Mi madre destesta verme embriagado
y escribiendo poesía para otros
que con anterioridad se han embriagado
en busca de la conjunción del nosotros.
Las terapias de doble A son inquisidoras
de poetas que nada saben de poesía
esperando a decir su nombre en el estrado
donde el alcohólico cuenta su vida
ignorando en su solapa las vivas rosas
que esperan debate de noche y alegatos.
Mi madre sufre cuando estoy borracho
y yo procuro que no me vea y me encierro
entre la soledad rojiza de este cuarto
en el que bebo despacito mis sueños.
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