Mis noches ciertamente son tibias
con sus demonios, con sus voces
arañando las paredes, con sus licores
con sus letras insumisas brotando
como hormigas ebrias del hormiguero.
Y en mis noches, entonces soy Abraxas
sólo que un tanto disminuido y gris
ya sin cabeza y con una sola serpiente
tragándose un pedazo de su propio pecho
ya sin razón ni ocultistas seguidores
debatiéndose entre el biel y el mal
siempre.
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