octubre 21, 2015

Brutal (a Janeth)

A costa de saberme un pobre diablo
desde esta habitación vacía escribo
cuando me recuesto con frío y cansado
de pensarte a diario sin tenerte para mí
aquí, donde mi par de almohadas
me despiertan a las tres de la mañana
gritando tu nombre, metido en un sudor febril
cual resaca de los poemas que te he dedicado.

Ciertamente mi poesía suele ser brutal
por que por más que lo quiera no miente
por no saber hacerlo
por que es un corazón
que late necesitando
la ola blanca del mar.

Ayer, antes de acostarme
totalmente ebrio
lloré por ti
y por las charlas y las caminatas
en las que en cada cruce de calles
sin más me abrazabas,
siempre tibia
sin notar el reguero de sangre
que dejaba en el gris pavimento.

Hoy te descubrí lindamente temerosa
sin maquillaje -y sin bañarte- creo
y después de besarte una tímida rosa
volvió a abrirse en botón para el cielo.

Y sabes
¡Puta madre,
me he tirado encima completo mi vaso!
¡Mi madre me va adar la cagada de mi vida!
¡Y con lo caro que sale el trago!

...Ahora mismo estoy riendo
como los locos del manicomio..."

Quizás se el más claro ejemplo de ello
de mi locura envuelta en brutales versos.

Escribo la verdad de un niño que siente
el mundo que le rodea y que noche le ladra
siendo un triste poeta y un pardo gato
que igual que tú sufre entre risas silentes
por no saber decir la certeza de un te amo
cuando el pecho se nos muere mientras sangra.

Nena, yo sólo quiero pretendo verte reír
ante los idioteces que puedo hacer para ti
cuando éstas cerca de mí.

Sabes bien
que incluso en esta ebriedad
soy capaz de escribir un poema
que diga te amo.

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