octubre 25, 2015

No es lo que pretendo

Apenas caía la tarde y dos nubarrones
eclipsaron los azules del cielo
cuando ella con sus rizos me preguntó:
¿Qué diablos necesita un hombre
uno de esos tan extraños como tú?

Pensé de pronto:

-ron en abundancia, cigarrillos
música brotando de las alcantarillas
poesía, mucha y brutal poesía
suero intramuscular para el corazón
mandar al demonio las manecillas
un cortaúñas, un par de vasos de cristal
una cama matrimonial sin matrimonio
en la que duerman sólo dos
una oportunidad de vencer al mar
al lado de la mujer de mis sueños-.

Respondí:

-Sólo huevos para poder afrontar
el cielo entre grises y nubarrones desiertos-.

Y entonces se marchó.

Si dijera todo lo que pienso
inundaría tantos ojos de sal
y creeme
no es lo que pretendo.

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