Mis vecinos algunas veces me miran
cuando salgo con resaca los domingos
por la mañana un tanto asombrados:
mal peinado, ojeroso, un tanto muerto
y con el espinazo del alma cansado.
Quizás se pregunten por mi trabajo
por la rutina común de salir de mañana
con mis gafas oscuras tras la resaca
o por mi eterno disfraz de hombre de bien
por la corbata o por mi eterno descaro.
Mis vecinos algunas veces me miran
me dan los buenos días sin notar
que salgo con la muerte colgada del brazo
y que tras los párpados me viene el mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario