Ayer, dada ya la hora del reloj
que me dicta que ahora es hoy,
me descubrí pensando en mañana
y en él, no amanecía a solas
después de una noche de ron de caña.
Ayer fue un lago devorado en tus ojos
hoy, el diablo los protege con cerrojo;
mañana cantarán mis caracolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario