Soy sólo
uno de esos poetas malos,
un huraño aprendiz
de los reveces de la vida,
carne de cañón,
una estrella que brilla
con genio malvado,
una afilada hoz nocturna
cortando verdes espigas
y un azul corazón
que busca y trata de amar
para no ser olvidado.
Tengo una voz tan queda
y tan cantante,
el equilibrio tambaleando
siempre en el gris de la ausencia,
más de doce mil versos
y un rojizo levante
enamancipado de la aura de este Abril
y la oscura permanencia
donde la renuncia es un latido
que envenena y hace alarde.
Soy sólo
el paso de los pies cansados,
el sueño que sueño de día
y la caligrafía siempre precisa
para este pecho gutural
metido en el vaivén con prisa
de la más blanca ola del mar.
Tengo una hortaliza de estrellas
que cada que anochece riego
y este jardín de noches a solas,
una flor en botón y un beso que la sella,
una mirada naufragada en el jarrón
donde tanto y tanto sin más te pienso
tomando mi mano tan llenas de las horas
en las que el rocío inunda mi corazón.
Soy sólo
aquel que a diario te espera,
un embalsamador de la palabra,
ese terrible poeta malo
que tu mano y tu voz alimentan
sin mayores distancias
cuando dices te amo.
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