Quizás no sea más
que una vulgar vanidad
aquello de seguir en pie
siendo un muerto por inercia vivo
o una terrible vaguedad sin sentido
del ser que transita por los andares
que se recubren de espuma
de la ola del mar.
Es tan complejo todo esto
y son tan fáciles estas ganas que me vienen
para volarme de un tiro los sesos
algunas noches,
si embriagado me detengo
a mirar como es que mi coraza
se resquebraja
como un cascarón de huevo.
No he sido más
que un apologista de la belleza
que entre el mundo y yo
hemos perdido,
pero yo sigo teniendo por brújula
un corazón que nunca ha dado por muerta
la certeza brutal que acontece al latido;
espero que esto también no me resulte
algun día
una vulgar y desconsolada vanidad.
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