No se qué diablos quieren esos tipos
paseándose en un viejo convertible blanco,
fumando sus cigarrillos largos y delgados,
como los que fuman las putas,
sólo que sin ellos sin mayor clase
que la de un par de pelmazos irrisorios
cuando los miro y a quemarropa me miran.
Enciendo un cigarrillo
y de pronto se alejan
entre el ruido de un motor con gripe
y sus miradas maricas y furtivas.
Algunas veces entiendo
el papel del actor
cuando se disfraza de cabrón,
a pesar de cagarse de miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario