No se me enturbian la noche ni las ganas
de tenerte por siempre junto a mí
desviando la ausencia brincando a m mi cara,
cuando soy para ti un felino febril
pendiente del día en que despiertes en mi cama.
Mientras tanto me dispongo a dormir
embriagado y a solas;
desnudo del alma y sin ti,
pendiente siempre del sonar de tu risa
si es que de manera abrupta estalla
metida entre mi sueño y las olas
en el que mi pecho certero encalla.
No me gusta admitirlo, pero extraño tu cuerpo
transmutando en la porosidad de este cuerpo mío
que pretende en la eternidad ser tuyo
y cada noche junto a ti ser menos sombrío.
Todo esto engloba este poema vil y huraño:
un "me haces falta" y un sentido "te amo".
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