Siendo uno de esos malos poetas
no ha de quedarme más
que la certeza de una grisácea letra
cargada prontamente de días otoñales
perdidos entre rumores del mar.
Hoy que te vi -dios lo sabe-
regreso a casa encendiendo las luces
que dan de pronto calor a mi alma
y apagan de súbito las míseras calles
que me descubrían recien llegada el alba.
No se mucho del amor ni mucho menos lo entiendo
yo que soy tan sólo verso y latente corazón
he de sentirme gigante después de abrazarte
y sentirte sujeta al escozor de mis propias ganas
queriendo de ti tu vida entera junto a mí
mientras te duerme mi voz con mi canción.
Claro es que te extraño y que mi cama
siendo de madrugada grita tu nombre
y que la noche siempre me abulta bajo el vientre
este latir que escribe tu dirección en un sobre
con mi amor gutural firmando el posdata.
Siendo uno de esos malos poetas que escriben
ante la luz de la vela olvidando a Franklin
soy también aquel hombre que a diario espera
por tu amor y por mi brazo rodeando tu cadera
y la revolución en la que pretendo de ti
la utopía de dormir contigo sin versos grises.
Hoy que te vi maldigo y reto al diablo
por que me han dado fuerza tus labios.
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