Sonríe la luna
extrañada y un tanto acalorada
mientras la miro por la ventana.
Me quito los zapatos
y entonces también me sacudo
este hormiguero de suspiros
que han traído hasta aquí la calma
y este ardor entre llamas.
Entiendo por qué sonríe
en lo alto y pese a todo.
La luna que asoma a mi ventana
pretende verme a mí
así
embriagado
sonriendo como estúpido
enamorado y loco.
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