Quizás sean miles ya
o millones
no lo sé de cierto
las hormigas que he matado.
Quizás sea ya
el Hitler de los insectos
o el anticristo de los formícidos
y no me importa
en lo mas mínimo
lo que me aterra
es que jamás se acaban
y parece ser que a ellas
la muerte no les importa.
Seguiré luchando
hasta que por fin puedan
devorarme un día cualquiera
al despertar las manos.
Y así mismo debe ser dios
con el hombre.
Pero yo no soy dios
sólo soy un asesino sin nombre.
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