Francamente me resulta pueril
el cómo se aprecia la cuestión del arte
en estos lares de este tercer mundo
en los que de manera estúpida y febril
las telenovelas más sosas se aplauden
y no la supervivencia del vagabundo.
Tenemos cual fortuna una hogaza de pan
y alguna ración de vino para este frío
también un salero repleto de sal
y un destino etiquetado cómo "mío"
a pesar de saberlo propio de la soledad
transitada por el egoísmo del camino.
Me resulta pueril e inútil la vida
del hombre que es sin siquiera ser
por haber sido domesticado sin saber
de su ignorancia ante la vida perdida.
Tenemos una cama para descansar
de la espesura del trajín de diario
y el privilegio de no pasar hambre
tenemos aún la facultad de amar
incluso cuando no mostramos el abrazo
que haría feliz a nuestra propia sangre.
El mundo tercero enciende el televisor
buscando en él un artificial calor
una razón que le aleje de los lares
en los que pregonan sus peores males.
Resumiendo
aquí seguimos siendo animales.
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