abril 05, 2016

Quizás me entiendas

El cigarrillo y el trago
mi habitación a solas y en rojo
las ganas que te traigo
mis cansados y amarillos ojos.

Este latido alguna vez fue del todo azul
y terminó martillado en una cruz.

Quizás me entiendas.

Hoy es un latir entre púrpura y rojo
o de un color desconocido en las tiendas.

Mis labios son la razón inequívoca
de aquello que de noche son mis manos
cuando escriben sin siquiera tenerte
y dejan de temblar ante el trago.

Me gustas tanto como la muerte
gusta de hacer rodar cabezas en la acera
en el vecindario acaudalado de enfrente.

Pero yo solo pretendo soñar en tu cadera.

Te beso mientras duermes tranquila
y te quiero desde el falo hasta la mente.

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