abril 04, 2016

No voy a tientas

No voy a tientas
sin embargo
mi andar es despacio
mientras piso la tierra
que late tras de mí
vorázmente en frenesí.

Hace tiempo ya
que no alquilo una habitación
con vista a pasionales paraísos
para fumarme un cigarrillo
después de deshacer el amor
entre besos proclives a amar.

Cierto es que soy un loco que escribe
y que me queda en claro la capacidad
de este mundo tan coloreado de grises
cual nubarrones vistos en alta mar
para tirarse por la borda ante una ola
certera como la bala de una pistola.

Pero no tengo los ojos vendados
ni juego ya a ponerle la cola al burro
y aunque aún tengo en los ojos arena
la lloro de a poco y después disimulo
y me digo no saber del pico del cuervo
que pretende hacer morir mis versos.

Hay demasiada gente que me odia
y que daría lo que fuera en esta vida
por patearme a quemarropa los huevos
hay gente que me ama
y aún siendo poca
es quien en noches como ésta
me respalda
para apagar mis dinamitados sueños
firmados de autoría por mi alma.

Entonces de alguna manera pienso:

¿La vida es una complicación misma
o he de ser yo lo que de noche complica
la propia felicidad con mis viejas aristas?

Y tengo la respuesta y no me creo.

Una vez un anciano borracho en un bar
me dijo mientras su orina descargaba:
"Disfruta del tiempo y de tu felicidad
que ya serás muy pronto obsoleto"
y después acaloradamente alegaba
sobre los años y la salva grandeza
de andar embrutecido por la sapiencia.

Y sin ir a tientas
sobre el terreno brumoso
algunas noches me hace tambalear
el fracaso de los pasos estando en guerra
buscando en la vida lo más hermoso
sujeto al canto de una caracola de mar.

La gente que me odia
bien puede irse directamente al carajo
pero jamás se irá sola
pues llevará con ella mi abrazo.

Yo sólo necesito alquilar una habitación
con vista a mejores paraísos
en la que este oscuro y extraño corazón
se desnude tranquilamente enardecido.

La gente como la ola de mar
solo sabe del sabor de la sal.

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