enero 31, 2016

Cuando me miro de noche al espejo

Las blancas bombillas
la extraña niebla en las calles
los perros que ahora duermen
la mujer del escote encantador
que se sentó junto a mí en el autobús
mi apetito voraz de media noche
la punta cada vez más fina de mi pluma
la ausencia a medio día del sol.

Los abrazos que me han dado
el nudo sencillo de mi corbata
el par de tazas de café al medio día
las caminatas de por la mañana
justo antes de llegar con brío al trabajo
el regreso a mi vida de la cerveza
la voz de mi guitarra siendo febril
la vejez llegándome a edad temprana.

Parece extraño y no lo es tanto
cuando me miro de noche al espejo
y me brotan dos peces del llanto.

1 comentario:

Laura M. dijo...

Envejecer temprano, con cerveza, duele menos.